Selección Masculina

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Sexto día: Cuando una derrota sabe a victoria

martes, 17 de septiembre de 2019 7:00

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Tras la dolorosa derrota frente a Bélgica, los Red Lynxes cayeron frente a la todopoderosa Serbia por 1-3, ofreciendo una brillante imagen durante todo el encuentro, anotándose el primer juego y obligando al conjunto serbio a sacar su mejor versión para llevarse el duelo. 
El dia del cumpleaños de Miguel Ángel de Amo "Ío" apunto estuvo de terminar en fiestón, y de los gordos. Si a las cuatro tartas que le regalaron los integrantes del equipo español en la cena hubiéramos unido el triunfo ante Serbia, la celebración se habría escuchado a cientos de kilómetros.
Y es que España mereció el premio de algo importante frente a una de las mejores selecciones del mundo. Con descaro, valentía y compenetración, los Red Lynxes se llevaron el primer juego y pusieron en serios aprietos al rival, que tuvo que sacar toda su artillería. Por el contrario, Fernando Muñoz hizo terapia de grupo y, dando galones a los menos habituales, demostró que este equipo es un bloque compacto, dispuesto a dar guerra mientras les dejen.
Así, en poco más de 24 horas, se pasó de la depresión por la imagen frente Bélgica a la ilusión renovada para afrontar las dos finales que le quedan al equipo, ante Austria este martes y el jueves frente a Alemania. El reto es complicado pero no imposible, y más después de ver lo que estos jugadores son capaces de hacer.
P.d. Para terminar, un comentario mezcla de lo personal y lo colectivo. En las redes sociales varias han sido las personas que han comentado la foto del desayuno que el autor de este diario subió en el día de ayer. Debo confirmar que el desayuno es la mejor comida del día, y con gran distancia con respecto al resto. 
Y es que el tema de la comida sigue trayendo en jaque a los miembros de la expedición, y no solo la española. Comida fría, escasa, lenta en aparecer hizo que varios equipos se plantearan presentar algún tipo de queja. La comida de ayer fue la gota que colmó el vaso de la paciencia, con serbios, alemanes y españoles enfadados a partes iguales, aunque hay que decir también que por la noche -o más bien, casi de madrugada-, la cena no fue tan mala.
Por eso, no negaré que el desayuno es lo mejor del día. De hecho, más de uno suspiraba después por el croissant caliente de primera hora, cuando no había un mendrugo de pan que llevarse a la boca al mediodía. 
Firmado Iñigo Torres