Primer día: Bruselas, o lo que es lo mismo, lluvia

Ya estamos en Bruselas. En las veces que he tenido la ocasión de viajar a la capital belga no recuerdo ninguna en la que no lloviera. Y en esta ocasión no iba a ser menos. No fue mucho, pero el líquido elemento recibió a los Red Lynxes cuando llegaron al aeropuerto de Bruselas al filo de las once y media de la mañana.

Unas horas antes, en concreto a las 7:05 de la mañana, la expedición española llegaba al aeropuerto de Barajas desde su sede de Guadalajara con caras de mucho sueño pero también con enormes ganas de comenzar con el "baile" de este Europeo masculino. 

En esta ocasión nuestro `Angel de la Guardia´ es Juanjo Susín, en ausencia de Juan Alonso. Billetes, facturación, traslados, repartos, todo pasa por sus manos para tranquilidad del resto de la Selección. Viaje tranquilo, salvo una leves turbulencias al final, y un traslado rápido a un hotel muy cercano.  

Y como ya estamos en la capital de Europa toca adaptarse a los horarios "europeos". Comida a la una, entrenamiento a las tres y media, cena a las ocho y media. El cuerpo se tiene que habituar, aunque sea a costa de pasar hambre y sueño las primeras 24 horas. Al mediodía la pelea de Juanjo Susín fue para intentar conseguir que todos los jugadores se pudieran sentar juntos, algo que por el momento no ha conseguido. Y por la noche la pelea fue con el resto de selecciones participantes, por el simple hecho de conseguir algo que echarse a la boca entre tanto "animal" hambriento. 

La primera toma de contacto con la pista no fue en el pabellón oficial del torneo sino en un coqueto pabellón donde trabajan habitualmente las categorías inferiores de la selección belga. Un recinto sencillo pero que rezuma voleibol por los cuatro costados. Allí el fisio Omid Etemad se encargó de poner activos los cuerpos, antes de que Miguel Rivera pusiera algo de chispa a la sesión de casi hora y media, todo ello bajo la atenta mirada de Fernando Muñoz.

Este jueves el equipo conocerá el escenario del torneo, como ya pudo conocer a su llegada al hotel a los que serán sus rivales en esta primera fase. Serbios o alemanes ya compartieron comedor con los españoles al mediodía, a los que se unieron austriacos, belgas y eslovacos por la noche. Eso provocó saludos entre compañeros de clubes, entre técnicos y jugadores o entre los propios seleccionadores. Y es que lo cortés, por lo mucho que hay en juego, no quita lo valiente. 

Firma. Iñigo Torres