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Cuarto día: Amberes y los juegos del hambre

domingo, 15 de septiembre de 2019 0:36

Diario de los Red Lynxes

Los Red Lynxes dejaron Bruselas para trasladarse a Amberes, donde disputarán los siguientes cuatro partidos del grupo B hasta el próximo jueves 19. Este domingo toca la anfitriona Bélgica (15:30 horas) buscando el primero de los dos triunfos que garanticen la clasificación a octavos.
Pero antes de la cita de este mediodía, la llegada a la nueva sede estuvo marcada por lo que bien podría ser el guión de una película. Un film que ya en 2012 nos dio un título perfecto: Los Juegos del Hambre. No creo que sea necesario llegar a la pelea física, como en aquella película, pero el tema de la comida y la bebida en el nuevo hotel de concentración puede ser un asunto "de armas tomar". 
Todo comenzó en el almuerzo, cuando los jugadores españoles -el primero de los seis equipos en llegar al hotel-, comprobaron que no había agua embotellada en las mesas sino una simple garrafa grande en una mesa común, donde todo el mundo debía levantarse una y cien veces para rellenar un vaso minúsculo. 
Las normas de la federación establecen que los equipos tendrán agua embotellada, también en las comidas, por lo que rápidamente Juanjo Susín fue a reclamar una solución a los responsables del hotel y de la organización. No fue fácil la pelea y, de hecho, solo se consiguió que en las mesas aparecieran minutos después una botellas "de chupito de orujo" -como dijo bromeando Omid Etemad-, y que seguían llevando agua del grifo, aunque nadie lo reconociera.
Con este panorama se decidió que cada jugador se trajera del entrenamiento vespertino una botella de agua mineral, para que al menos tuvieran en sus habitaciones.
Y en la cena, los "juegos del hambre" pasaron al capítulo de la comida. Con solo dos equipos presentes, España y Serbia, la cantidad de comida que se colocaba en el comedor apenas duraba un suspiro. "No quiero ni pensar cuando estemos ya los seis equipos a la vez", comentaba más de un jugador. Eso provocó largas colas en el mostrador, técnicos comiendo pan con mantequilla para matar el gusanillo o jugadores con cara de pocos amigos.
La otra sorpresa poco agradable fue que, el día antes de su partido, España no pudo ver la cancha oficial de juego. El entrenamiento se hizo en un pabellón curioso, com forma de herradura, Cúpula abovedada y gradas típicas de Circo Romano. Ese cambio de escenario obligará a los Red Lynxes a un entreno extra, a que tengan que madrugar este domingo para poder visitar la pista al menos una hora, a regresar luego rápidamente al hotel para comer a media mañana, intentar descansar un poco y a las dos dirigirse al pabellón, donde a las 15:30 horas tratarán de ganar a Bélgica y, de paso, silenciar a los miles de aficionados belgas que a buen seguro llenarán el pabellón. 
Firma Iñigo Torres